Un terremoto de magnitud 6,2 sacudió la provincia china de Gansu el lunes, dejando al menos 111 personas muertas y más de 200 heridas, según informes oficiales. El sismo tuvo su epicentro en la frontera entre las provincias de Gansu y Qinghai, a una profundidad de diez kilómetros.
El Consejo de Estado y el Ministerio de Gestión de Emergencias de China han decretado una respuesta de nivel II, movilizando equipos de emergencia y rescate. El condado de Jishisan en Gansu y la ciudad de Haidong en Qinghai fueron las áreas más afectadas.
La mayoría de las víctimas se registraron en Gansu, donde al menos un centenar de personas perdieron la vida, mientras que otras once fallecieron en Qinghai. Se han desplegado 1,440 bomberos y equipos de rescate, y más de 1,600 se mantienen listos para movilizarse desde regiones cercanas si es necesario.
Las autoridades están evaluando los daños en infraestructuras y viviendas, y se informa que los servicios de suministro de agua, electricidad, comunicaciones y transporte han resultado afectados. Los servicios ferroviarios de pasajeros y transporte de carga en la zona también están suspendidos.
El presidente chino, Xi Jinping, ha instado a realizar esfuerzos exhaustivos en las operaciones de búsqueda y rescate, así como en la atención a los afectados por el desastre.