El reciente pacto de defensa mutua entre Rusia y Corea del Norte está generando una nueva preocupación para China, al aumentar el riesgo de confrontación en la región y potencialmente incitar a Estados Unidos y sus aliados a reforzar su presencia militar en la periferia china. El acuerdo, anunciado en una reunión en Pyongyang entre el presidente ruso Vladimir Putin y el líder norcoreano Kim Jong-un, obliga a ambos países a prestarse asistencia militar inmediata en caso de guerra.
Este desarrollo es visto por analistas como un desafío directo a los esfuerzos de China por presentarse como una nación pacífica y evitar la formación de bloques rivales. La relación de China con ambos países ya presenta complicaciones, y este pacto podría profundizar la percepción de un eje trilateral que Beijing ha intentado evitar.
Japón, Corea del Sur y Estados Unidos podrían responder fortaleciendo su acuerdo de seguridad, lo que incrementaría las tensiones en una región ya inestable. Para China, el nuevo pacto subraya las limitaciones de su asociación con Rusia y Corea del Norte, y aumenta las preocupaciones sobre las acciones impredecibles de sus líderes.
En un contexto de creciente militarización y confrontaciones, China se ve en una posición delicada, tratando de mantener su influencia mientras enfrenta nuevos desafíos a su estrategia regional y global.